La existencia de las neveras de Moncalvillo había sido reseñada ya tanto por José María Lope Toledo en la revista Berceo (1962) como por Antonino González Blanco en su libro  «Los pozos de nieve en (neveras) de La Rioja»

A partir de estos datos, las investigaciones de la arqueóloga Pilar Pascual y Pedro García localizaron las neveras en el término municipal de Sojuela, ahora dentro de un bosque de pinos.

Se han rehabilitado cinco neveras de forma troncocónica y revestidas con mampostería en piedra seca, formando un ecomuseo etnográfico singular, junto con restos de carboneras y cerca de las cañadas de trashumancia. Las neveras tienen un tamaño medio de 8 a 10 metros de diámetro y 4 a 5 metros de profundidad. Se ha rehabilitado también una choza que pudo servir para guardar los aperos así como posible refugio.

 

Cómo se hicieron las neveras.

Estas neveras fueron construidas al nordeste de la cumbre, donde la nieve se acumula de manera excepcional por efecto de los vientos. Elegido el terreno idóneo se procedió a picar los hoyos con forma troncocónica y con el diámetro mayor hacia el exterior pues este sistema, además de facilitar su construcción, creaba menos problemas durante el proceso de extracción de la nieve. La tierra de la excavación se depositaba junto a la boca de la nevera para su posterior utilización.

Una vez abiertos los hoyos fueron revestidos con cantos rodados en seco, material que abunda en esta sierra (las ensecadas ). Las piedras fueron colocadas en hileras y sujetan las paredes. Al llegar a la parte superior las hileras de piedras continuaban ganando altura proporcionando mayor diámetro a la nevera. En ese momento era utilizada la tierra de la excavación del pozo para realzar la parte superior de la nevera. Con este sistema se conseguía mayor capacidad de almacenaje de nieve y se protegía el interior de los pozos de las avenidas pluviales.

Sobre la estructura exterior era construida la cubierta. Se supone que era de fábrica, con forma semiesférica

Todo el conjunto está protegido y acondicionado para la visita y la divulgación de estos usos tradicionales del monte, mediante caminos con paneles informativos de las neveras y las carboneras, y otros soportes indicativos de la vegetación del lugar (acebo, pino, haya, abedul, tejo, enebro, etc), además de la singularidad de grandes hormigueros junto a una de las neveras.

Hay una red de tres senderos señalizados y publicados que permiten el acceso andando por una ruta de montaña de más de 2 horas, el Sendero de las Neveras, desde el pueblo de Sojuela al Cerro de las Neveras, en las cumbres de Moncalvillo; además de otros senderos más suaves en el entorno de Sojuela y que tienen que ver con la etnografía del lugar: el Sendero del Molinero y el Sendero de los Arrieros.

La oferta se completa con un Centro de Interpretación de la Casa de la Nieve de Moncalvillo, situado en el Ayuntamiento de Sojuela, para la información y divulgación del producto, además de un Aula-Taller para experimentar con los usos del hielo.

 

¿Por qué se construyeron las Neveras?

La nieve ha sido utilizada por el hombre desde la Antigüedad aplicándola fundamentalmente con fines terapéuticos y domésticos.

Desde el punto de la terapéutica no cabe duda de la importancia de la nieve como agente productor de frío. Existían y existen multitud de enfermedades en las que el frío es la indicación adecuada.

La nieve adquirió gran importancia en la conservación de los alimentos pues uno de los principales focos de enfermedad en el mundo antiguo y medieval era la ingestión de alimentos o de aguas en mal estado de salubridad.

La conquista de mayores cotas de comodidad entre la clase burguesa hizo también que aumentara la demanda de nieve.

La explotación de la nieve se realizó de manera similar en los pueblos de La Rioja. Para ello se construían dos modelos de neveras: unas en el monte y otras en las proximidades de los núcleos de población.

Los pozos de nieve de montaña situados, por lo general, en la cima de los montes en los que suele caer abundante nieve en invierno, son hoyos excavados en la tierra y revestidos con mampostería de piedra. No se conserva en ellos la parte superior que existió y que los cubría para conservar mejor el frío durante el verano. Se llenaban a lo largo del invierno y a partir de la primavera deberían abastecer a los municipios y a sus neveras municipales. Con este método se conseguía nieve en los núcleos de población durante los meses de más calor.

 

Proceso de obtención del hielo

La fabricación del hielo comenzaba con la creación, en el fondo de la nevera, de un emparrillado que aislaba la nieve del contacto con el suelo y con el agua derretida, permitiendo la salida de ésta por un aliviadero o desagüe. El emparrillado era una estructura de troncos cruzados cubierta de una base vegetal de aguja de pino, helechos, paja o ramas, que apoyaba sobre piedras situadas en el fondo de la nevera.

Desde el exterior se echaba la nieve sobre esta estructura. Dicha nieve había sido traída en cestos y depositada en montones cercanos a la nevera con anterioridad. La nieve se repartía y los empozadores, calzados con polainas fabricadas con saco o mantas, comenzaban a apelmazarla con unas herramientas de madera llamadas ?pisones?. Al ser éste un trabajo duro, los hombres se turnaban para evitar congelaciones.

Cuando la nieve prensada y convertida en hielo alcanzaba una altura entre 30 y 40 cm se colocaba una capa de cubierta vegetal que permitía separar el hielo en bloques, facilitando su posterior extracción. También se colocaban ramas o troncos en los laterales con el fin de evitar que la nieve tocara las paredes de la nevera. Así continuaba el proceso hasta completar el llenado de la nevera, cubriéndose con ramas, troncos, paja y mantas o pieles para evitar que todo el conjunto ganara temperatura y el hielo se derritiera.

 

Extracción del hielo

Cuando se necesitaba hielo, los hombres entraban en la nevera y destapaban el hielo; tras barrerlo iniciaban el cortado con palas y sierras de diente ancho. Las barras de hielo se sacaban de la nevera con ganchos y se metían en distintas estructuras de madera según su peso y tamaño. A medida que el nivel del hielo descendía se utilizaban cuerdas y poleas para izarlo de la nevera.

El hielo se transportaba sobre animales de carga, lo más tapado posible. El traslado se hacía siempre por la noche, cuando la temperatura era más baja. Se solía vender a peso y se calcula que, aún a pesar de todo del cuidado puesto en el proceso de extracción y transporte, se perdía más del 30% del peso original.

El descubrimiento y generalización de los sistemas de producción de frío artificial hicieron que las neveras dejaran de utilizarse a finales del siglo XIX.

 

Proyecto de Reahabilitación

«Casa de la Nieve de Moncalvillo»  es un producto de turismo cultural en la naturaleza, que ha permitido la recuperación del patrimonio etnográfico de las neveras (pozos de nieve) para la divulgación de la cultura tradicional en La Rioja.

Es un producto conjunto de dos promotores, el Ayuntamiento de Sojuela Asociación PANAL de Nalda, que ha contado con el apoyo de la Iniciativa Comunitaria Leader + Centro Europeo de Información y Promoción del Medio Rural de La Rioja (CEIP).

Las actuaciones del proyecto se localizan en un territorio abierto situado en ambas orillas del curso medio del valle del río Iregua y enmarcado por las peñas del Iregua y las cumbres de la Sierra de Moncalvillo.

De esta forma, la colaboración de ambas entidades permite combinar diferentes recursos para ofrecer un conjunto más singular y diverso en un territorio más amplio para recorrer una Ruta de las Neveras en el valle del Iregua y en la Sierra de Moncalvillo.

Galería de las Neveras